martes, 28 de mayo de 2019

La comunicación en las organizaciones, ¿Qué dice una organización cuando no habla? -artículo

El siguiente es un artículo publicado por Ernesto Gore, profesor emérito de la Universidad de San Andrés de Buenos Aires, en su cuenta en la red social Linkedin:

Charla loca y charla tonta ¿qué dice una organización cuando no habla?

¿De qué está hecha una organización? Sin duda podemos pensar una organización en términos de un capital, un mercado, un espacio físico, gente, y máquinas, todos ellos ayudan a definirla, pero hay organizaciones que carecen de alguno o de muchos de estos elementos y gozan de buena salud, internet sin ir más lejos.

En términos generales podemos decir que existe una organización allí donde sea posible reconocer un sistema de acuerdos que coordinan conductas, y entre ellas emociones, humanas. Desde esta perspectiva la organización, es en primer lugar un fenómeno social que se construye con palabras, y está hecha con conversaciones.

Aunque se ha hablado mucho sobre el papel de los fenómenos culturales en la construcción de la identidad organizativa, se suele olvidar el simple hecho de que la cultura organizativa es una “historia”, una narración compartida entre miembros de una comunidad, y que la posibilidad de compartir esa historia tiene mucho que ver con ser parte de ella. Esto nos lleva al concepto de ambiente semántico del que hablaba Neil Postman, un ámbito capaz de dar un significado peculiar a los mensajes que allí se emiten.

Decir “me arrepiento de lo que hice” tiene significados diferentes cuando es dicho en la bolsa de valores, en un shopping o en el confesionario de una iglesia. Por eso un contexto nunca es neutro al aprendizaje y siempre resignifica los mensajes que en él se emiten. Para saber qué es lo que alguien ha dicho no alcanza con conocer su contenido, es necesario entender el ambiente semántico desde el cual se habla. Hablar del ambiente semántico es hablar del contexto.

El primer problema de la comunicación es reconocer el contexto dentro del cual la conversación se da: ¿es en serio o es en broma? ¿lo cree de veras o lo dice por compromiso? ¿piensa hacer lo que dice o está hablando "pour la galerie"? ¿puede hacer lo que dice o habla de lo que no sabe? Cada vez que hablamos con alguien, estas preguntas sobre el contexto nos rondan en tanto son indispensables para entender el significado real de lo que se dice. De la misma manera que conocer a una persona implica conocer el contexto desde el cual habla, conocer una organización es entender el ambiente semántico dentro del cual se desarrolla.

Postman caracteriza como charla loca o charla tonta a aquellas que, con o sin intención, no capturan el ambiente semántico en el cual se desarrollan.

Llama charla tonta es aquella que no sabe en qué contexto se encuentra y charla loca a la que manipula o subvierte los propósitos del contexto para manipularlo.

Tratar al jefe de “señor” y repetir sus órdenes en voz alta para demostrar que han sido comprendidas, puede tener sentido en algunos ambientes semánticos (militares, por ejemplo) y ser tonto en otros. Si mi mujer me dice "mira lo linda que está la luna esta noche" y yo comienzo a hablar de astronomía estoy evidenciando que no entendí el contexto de la conversación y, ergo, que lo que digo es una tontería. Por otra parte, convertir un contexto económico o laboral en uno religioso puede ser una charla loca si lo que se propone es manipular una situación para obtener formas de sumisión y obediencia que no podrían lograrse de otra manera: como en "Él nos ha puesto aquí para redimir la humanidad con nuestro detergente y por eso cumplir con los que nos piden es nuestro deber con Él".

En otras palabras, la organización es un contexto que le da o le quita significado a lo que en ellas se dice o se calla, pero este contexto no existe como marco claro y unívoco para el significado de las palabras. Aunque solemos dar la comunicación por descontada, como si fuera un hecho simple, el mayor problema es que no lo es. El significado depende de nuestra interpretación del contexto y esa interpretación tiene mucho de adivinanza.

Postman menciona distintos elementos que caracterizan a un contexto. Entre ellos los propósitos, las relaciones, el contenido y la charla particular utilizada en esa situación. La organización nos ayuda y al mismo tiempo nos dificulta entender lo que en ella se dice.

Así, los propósitos de una situación guían en gran medida la conducta. Una reunión de trabajo, una entrevista de evaluación de desempeño, una convención de ventas, una clase expositiva, una charla entre amigos, indican propósitos diferentes que pueden definir también contextos de conversación distintos. Terminar una reunión sin que queden claros los acuerdos logrados puede ser razonable en una charla de amigos, pero no en una entrevista de ventas o de evaluación de desempeño.

La conducta de una persona muchas veces tiene reglas institucionalmente fijadas que muy rara vez son desafiadas, en parte porque desafiarlas sería desconocer los propósitos del contexto en el cual la comunicación se desenvuelve. El ambiente semántico es algo que se da por sentado y, en muchos casos nos impone conductas. Por ejemplo, dos personas pueden saludarse cordialmente y comenzar a conversar sobre sus respectivas familias en un contexto laboral, a pesar de no soportarse o más aún, precisamente, porque no se soportan. El contexto no tiene que ver con sus propósitos individuales sino con pautas organizativas tácitas que les permiten ser parte de esa comunidad. Hay organizaciones donde es lógico hacer lo que se dice que se hará, en otras una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. En ellas cualquier novato aprende rápidamente que no se hace lo que se dice ni se dice lo que se hace.

Los propósitos del contexto pueden ayudar a definir la calidad de la comunicación, pero nunca en forma unívoca, ya que ellos mismos son materia de interpretación. es posible que diferentes personas tengan distintas percepciones de un mismo ambiente semántico. Para alguien una reunión de trabajo debe ser un ámbito para ventilar y resolver diferencias, mientras que para otro puede ser un contexto de conciliación y acuerdo al cual es de muy mal gusto llevar discordias que deberían ser dirimidas más bien en forma personal. A veces estas diferencias de percepción no son estrictamente personales y se convierten en parte de la cultura de una organización, lo que lleva a que lo adecuado en una organización resulte desubicado en otra.

Aunque podríamos abundar en más situaciones, en algunos casos hay contradicciones entre los propósitos generales del contexto y los particulares de la situación. Tomemos el caso de un hospital público cuya capacidad de atención está superada por la demanda de los pacientes. Deciden poner requisitos burocráticos, tales como certificado de domicilio o documentación completa para solicitar turno. Estos requisitos, que violentan los propósitos del servicio, les parecen razonables a los actores ya que de otra manera la cantidad de gente a atender superaría el espacio físico y el tiempo profesional disponible. Las necesidades intrínsecas de funcionamiento compiten aquí con los propósitos extrínsecos del servicio.

La comunicación nunca es una "emisión de significantes" aislada del contexto, los problemas de comunicación en realidad suelen estar ligados a un trasfondo donde inciden factores tales como los propósitos de los individuos, lo que se da por sentado de la situación, la forma en que ella es interpretada por los actores y los conflictos que en ella se enfrentan. Aunque nadie pronuncie una sola palabra, la organización siempre está diciendo algo sobre las características de la relación entre sus miembros.

Además de los propósitos, el contexto tiene que ver con las reglas que definen el ambiente semántico. Ciertos aspectos emocionales, tales como el tono (atmósfera, ambiente, textura) y actitudes (entonación, formas de dirigirse, gestos no verbales, pausas, emisiones verbales, etc.) permiten entender cómo se relaciona la gente en un ambiente aún sin saber exactamente qué están diciendo.

Las actitudes suelen aprenderse de manera informal; por lo común en el mundo adulto no se suele hablar sobre las actitudes correctas, es un ámbito donde las verbalizaciones son escasas. Los modales y las actitudes suelen ser respuestas a preguntas políticas referentes acerca de la estructura social y de la importancia que para cada uno tiene integrarse a ella. En general los actores se incluyen o se excluyen de una estructura haciendo coincidir, o no, sus actitudes con la atmósfera del lugar, que por lo general es un dato tácito. En cada contexto hay un cierto “orden” implícito que establece quién habla de qué, cuándo y cómo así como indicadores intangibles sobre la estructura de roles de la situación.

En el campo de las "reglas", a pesar de no haber pautas explícitas, las transgresiones son serias. Por lo general es más fácil cambiar el contenido de una situación que su estructura de roles. Es común que aunque se produzcan grandes cambios de contenido, la estructura (generalmente autoritaria) de las relaciones no se modifique demasiado. Esto es especialmente perceptible en organizaciones que deciden grandes procesos de cambio y donde se intenta "cambiar paradigmas" y modificar profundamente los contenidos de la comunicación sin que estos cambios alteren demasiado la forma de relación entre los actores. La estructura de roles es siempre muy conservadora y resistente a los cambios, por eso en cada organización hay situaciones fácilmente predecibles en tanto los individuos, por no desafiar la estructura de una situación, solemos realizar acciones que de otra manera probablemente nunca llevaríamos a cabo.

También debe tenerse en cuenta que cada ambiente semántico tiene su propio vocabulario técnico y estas palabras técnicas son más importantes de lo que se suele creer. En gran medida no sólo se refieren al objeto, sino que son el objeto. En palabras de Postman: “si no hay con qué hablar, no hay de qué hablar [1]”. Alcanza con intentar describir una escuela sin utilizar esa palabra ni ninguna de las palabras específicas que la definen tales como "aula", "alumnos", "pupitre", "docente", "recreo" o "clase" para ver que es difícil saber de qué se habla sin ellas. Aun más claro es intentar multiplicar 328 por 524 utilizando números romanos.

Aunque solemos tener presente que el lenguaje habla sobre lo que percibimos o lo que pensamos, sus funciones no son solamente pasivas y descriptivas, el lenguaje hace que sucedan cosas, modelando el futuro y la identidad de los hablantes.

Esto es particularmente importante porque discutir qué palabras utilizamos para describir un evento no es “simplemente” entrar en problemas semánticos, de lo que se trata es de controlar las percepciones y las respuestas de los demás. A principios del siglo XX el diario La Prensa, que se oponía al Box como deporte, publicaba los encuentros bajo el título de "Dos hombres se tomaron a golpes de puño por dinero".

En otras palabras: si bien metafóricamente puede ser útil decir que una organización tiene más o menos comunicación, o que dentro de cierta organización, la comunicación es de tal o cual manera, no debe perderse de vista que lo que esas metáforas ocultan es que las organizaciones no son cosas dentro de las cuales se producen comunicaciones sino que son en sí mismos fenómenos comunicacionales que además actúan como ambientes semánticos. Puede afirmarse que una organización no "tiene" comunicación, sino que está hecha de comunicación.

Cuando uno dice, por ejemplo, que la Universidad Nacional de Córdoba cumplió 400 años ¿qué es lo que está diciendo? Una organización incluye fines, procedimientos, sentido, ideas, cosas, gente, mercado, servicios, productos... ¿hay algo de todo eso en común con lo que era la Universidad de Córdoba hace 400 años? Sin duda muy poco ¿Qué es lo que cumple 400 años entonces?

Una organización es siempre una historia de conversaciones y compromisos derivados de esas conversaciones. Es una red de compromisos ligados por historias y narraciones que se proyecta en el tiempo y puede tomar distintas formas, traduciéndose en tradiciones, contratos, estatutos, organigramas, métodos y procedimientos o simplemente hábitos arraigados, usos, costumbres y maneras de hacer las cosas.

De lo anterior surge que donde no hubo conversaciones no hay organización. Por más que suele decirse que las organizaciones se hacen actuando y no conversando, esta contraposición de conceptos no tiene demasiado sentido. Conversar, en tanto coordinación de conductas, suele ser un requisito de la acción. Aún en la acción puramente individual, cada uno de nosotros mantiene diálogos internos que suelen ser internalizaciones de diálogos mantenidos con otras personas.

[1]Literalmente: “If there is nothing to talk with, there is nothing to talk about ”





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jueves, 23 de mayo de 2019

¿El Fin del Correo Electrónico?


En esta oportunidad subimos un artículo sobre las pequeñas cosas que van cambiando en las empresas, y que afectarán nuestra comunicación y trabajo diario.

Leemos en el artículo publicado en el diario La Nación: 

Adiós al e-mail: las herramientas que lo reemplazaron

En Snoop Consulting el mail es un formalismo: lo reemplazaron por Workplace y las reuniones vía streaming

Laura Reina

Hace unos años, la rutina de los trabajadores en todo en el mundo era casi la misma: llegar a la oficina, encender la PC y chequear los mails. Casi siempre era la primera tarea, entre muchas otras, que se hacía prácticamente en forma automática para arrancar el día laboral. Solo después de leer las decenas de mensajes acumulados en la bandeja de entrada (se estima que cada empleado recibe y envía una media de 112 por día) se daba paso a la fase dos: un café bien cargado y empezar a descartar los que no sirven, a borrar el molesto spam y a contestar. Un proceso engorroso que ocupa, según distintas mediciones, el 23% del tiempo laboral.

Pero esta rutina está cambiando. En algunas empresas el mail ya es solo una formalidad que mantienen puertas para afuera. En otras, convive con varias plataformas de gestión que suelen ser más dinámicas y por lo tanto más elegidas para la comunicación entre empleados y relegan el mail a casos contados, como el envío de presupuestos o archivos adjuntos. Y aunque todavía parece arriesgado decretar su muerte definitiva (algo de lo que se viene hablando desde hace mucho) no hay dudas de que el mail perdió su lugar como herramienta de comunicación y de gestión.Hoy las redes sociales como WhatsApp brindan una interacción instantánea y las plataformas especialmente desarrolladas para la interacción laboral como Yammer o Workplace (la versión corporativa de Facebook) le quitaron terreno al correo electrónico, una herramienta revolucionaria que en su momento logró desplazar al papel, pero que ahora dejó de ser la preferida para la comunicación en el mundo del trabajo.

"Si necesitás una respuesta urgente, no lo mandes por mail, hacelo por WhatsApp -advierte Alejandro Melamed, especialista en estrategia e innovación en Recursos Humanos, y autor del libro Diseñá tu cambio-. El mail quedará para lo que requiere algún tipo de registro o documentación. Está atado a las personas y empresas que tienen una cultura más formal. Sin dudas perdió mucho terreno en la comunicación por la falta de velocidad, de interacción y de flexibilidad y por ser una herramienta que ya tiene muchos años". Melamed recuerda que en su momento fue una evolución al correo escrito: "Sin dudas aceleró los tiempos de entrega, devolución y recepción de documentos y fue actualizándose con los años. Pero poco a poco pierde su capacidad de impacto dentro de las organizaciones y puede llegar a ser una herramienta de museo", plantea el también director de la consultora Humanize Consulting.

Los que todavía le auguran larga vida recuerdan que a pesar de que se lo ha querido "matar" varias veces el mail sigue sobreviviendo. Pero no es menos cierto que esta vez parece que su fin se acelera sobre todo por la irrupción de las redes sociales, que cambiaron para siempre la forma en que nos comunicamos. De alguna manera, para los expertos consultados, las empresas no hicieron más que adoptar o, mejor dicho, readaptar, los modelos de comunicación que la gente utiliza en su vida cotidiana. El WhatsApp es el ejemplo más claro. La mayoría de las interacciones con familiares y amigos se hacen a través de esa aplicación de mensajería instantánea, por lo tanto, no ha de sorprender que las laborales también se hagan ahora por esa vía.

"Era solo cuestión de tiempo que empiece a pasar eso en el mundo corporativo -plantea Federico Aon, director de consultoría en Snoop Consulting, una compañía que brinda servicios tecnológicos orientados a aumentar la productividad de las empresas-. Las formas de comunicación cambiaron, son más dinámicas, directas y la gente hoy se comunica con su jefe o su equipo, e incluso con los clientes, como lo hace en su vida cotidiana y utilizando los mismos medios", sostiene. Algo con lo que Melamed coincide: "Las maneras de comunicarse en las organizaciones tienden a asemejarse a lo que uno hace socialmente -plantea-. Antes las empresas eran el espacio donde había más tecnología que en la sociedad. Hoy no. Las personas, en sus casas, cuando no están en su trabajo, acceden a más tecnología que la que tienen en las empresas. Y el mail se ve como algo anacrónico respecto de la velocidad que están teniendo otras herramientas comunicacionales".

Dentro de los instrumentos que utilizan en Snoop en lugar del mail está Workplace, una plataforma que ha ganado gran popularidad en los últimos tiempos dentro del mundo empresario. "La adoptamos hace 2 años. Es la versión corporativa de Facebook, muy similar en cuanto al funcionamiento y el diseño. Y como pasa en Facebook, se arman grupos según los proyectos e intereses. De hecho muchos de nuestros clientes se manejan con Workplace y nos comunicamos con ellos por ahí. Es mucho más dinámico e instantáneo y abre nuevas posibilidades a la comunicación, incluyendo el streaming de video, calls y chats. En la empresa el mail quedó como una formalidad, casi no lo usamos internamente", sostiene Aon, que también usa Yammer, otra de las tantas redes sociales de colaboración diseñada para el mundo corporativo.

Según el ejecutivo, uno de los mayores problemas del mail, es la falsa sensación de creer que el mensaje enviado fue leído por él o los destinatarios. "La famosa prueba de lectura cuando enviás un mail es algo que muy pocos saben que existe, y la verdad es que como desconfiamos tanto de que lo haya leído, le escribimos un WhatsApp para avisarle que le mandamos un mail y de paso le preguntamos si lo leyó porque no tenemos certeza de que lo haya hecho entre los cientos de mensajes que le llegan. Verdaderamente es algo que no tiene sentido." Otro de los grandes males del uso de mail sucede cuando el remitente decide copiar a todos los miembros de una organización por las dudas. "Esto genera más de un dolor de cabeza y termina produciendo desinformación y ruido, armando cadenas excesivamente largas que muchas veces ni siquiera son relevantes para la mayoría de los involucrados", plantea Aon.

En Agencia La Ola, una consultora que crea estrategias y planes de comunicación para marcas de consumo masivo, hace rato que el mail quedó relegado a un segundo plano. Con base en las oficinas de We Work de Vicente López, la comunicación con el equipo (que suele estar disperso en distintas bases operativas) y los clientes se hace por los canales más informales, como Facetime y WhatsApp y Google Drive para subir documentos y modificarlos. "No tenemos oficina física, no se usa más y nos parece más interesante compartir el espacio con personas de otras áreas -dice Florencia Cajide, directora de la agencia-. El mail lo tenemos para mandar presentaciones a o presupuestos, pero es muy formal. Después tengo grupos de WhatsApp con algunos clientes. Las cosas urgentes son por ahí. Es más rápido y concreto".

Claro que al utilizar la app de mensajes para trabajar tiene su lado B: "Es más complicado poner límites, depende de la urgencia y del cliente. Yo respondo siempre, pero si no es una urgencia la resolución es al otro día", sostiene Cajide, que desde que empezó con su consultora en 2005 asegura que la comunicación con sus clientes cambió radicalmente. "Era otro mundo, mandábamos SMS, gacetillas personalizadas por mail uno a uno... hoy también recurrimos a los mensajes privados de las redes sociales como Instagram o Twitter. Es otro canal efectivo para comunicarnos y el primer contacto suele ser por ahí. Muchos me dicen que les escriba por las redes porque los mails no los ven.

La meta: correo electrónico cero

En lugar de limitar el correo electrónico, otras compañías deciden eliminarlo en forma definitiva y declarar su empresa "libre de mails". Uno de los pioneros fue Thiery Breton, exministro de Economía, Industria y Producción de Francia y actual CEO de Atos Origin, una multinacional que en 2011 prohibió a sus más de 70.000 empleados de 40 países que usaran el mail de forma interna y reemplazó el correo electrónico por una red de comunicación que se organiza en torno a comunidades. Semejante cambio no lo hizo de la noche a la mañana: Breton tardó unos tres años en alcanzar su meta de "mails cero".

Sin dudas, el mail está en los niveles más bajos de popularidad dentro de las corporaciones desde su aparición. Su mala reputación básicamente pasa por ser, para muchos, una fuente inagotable de insatisfacción. "Por más que la gente dice hacer un esfuerzo muy grande para ponerse al día con los mails, rápidamente ese esfuerzo se ve opacado porque la casilla vuelve a llenarse de nuevo. En las compañías que tienen interacción con todo el mundo, suele pasar que te vas a tu casa con la casilla en cero y te levantás con la casilla explotada de cientos de mails y eso es una razón de insatisfacción muy alta", señala Melamed.

Psicológicamente, la sensación de que uno nunca acaba la tarea termina por erosionar los pocos adeptos con los que todavía cuenta. Ni hablar cuando uno vuelve de las vacaciones o de un período largo fuera de la oficina, como una licencia por enfermedad o maternidad, y se encuentra con miles de esos mensajes acumulados en la bandeja de entrada. Eso mismo le pasó a Clair Burge, sudafricana de nacimiento pero que vive y trabaja en Irlanda. Después de unas placenteras vacaciones embarcada y desconectada, se encontró con la nada agradable cifra de 9000 mails (entre su casilla y la de su marido) cuando retomó su trabajo. Burge aclara que no era spam, sino cosas de trabajo que debía responder y resolver. Después de dedicar ese primer día exclusivamente a contestar los mails, se propuso eliminarlo de su vida. Y fundó una empresa de organización llamada Get Organised, donde, obviamente, el mail brilla por su ausencia como herramienta de comunicación y contacto.

Sin embargo, a pesar de su indudable obsolescencia, el mail sigue conservando ciertas fortalezas: "Te da certezas de registro, permite que se adjunten documentos y hace posible envíos simultáneos a mucha gente, además de ser una herramienta universalmente aceptada. Y también permite tener tu firma insertada", destaca Melamed.

Por eso, así como suele decirse que si se necesita una respuesta rápida mejor no utilizar el mail, cuando lo que se quiere es dejar asentado algo por escrito, lo mejor es recurrir al correo electrónico porque tiene valor probatorio.



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lunes, 20 de mayo de 2019

Errores Laborales

Una frase muy común en las oficinas es: "quien trabaja se equivoca", por supuesto todos solemos comenter errores, pero ¿qué hacer cuando ocurren los errores en la oficina?. Este artículo publicado en el diario La Nación, nos presenta una serie de consejos para cuando nos equivocamos:

Tres cosas que deberías hacer inmediatamente si "metes la pata" en el trabajo

Quizás alguna vez perdiste un negocio o enviaste un correo indiscreto a la persona equivocada y sentiste que el mundo se te venía encima. "Me van a despedir". O quizás sentiste algo parecido cuando no cumpliste con un plazo o te embarcaste en una discusión que se te escapó de las manos.

"Hay que hacerse cargo del error inmediatamente y no culpar a otras personas", le dice a BBC Mundo Suzy Welch, escritora y comentarista estadounidense especializada en temas laborales y cofundadora del instituto de educación comercial online Jack Welch.

"Es cierto que cada fracaso tiene más de un autor, pero incluso si no eres el único involucrado en la equivocación, tienes que aceptar tu responsabilidad".

Para eso, recomienda tres cosas que debes hacer con el objetivo de enfrentar la crisis:

1. Asume tu error

Reconoce abiertamente que te equivocaste. "Tienes que asumir la falla frente a tu jefe, tus colegas o tus subordinados", explica.

"No está bien apuntar el dedo a los demás", porque al final te hace ver pequeño y defensivo.

Welch aconseja "no apuntar el dedo a los demás", aunque las responsabilidades sean compartidas.

Asumir el error es la forma de demostrar que entendiste lo que ha ocurrido y que estás genuinamente arrepentido.

La gente tiene que ver esas cosas, agrega, para darte "una segunda oportunidad".

2. Llega al fondo de tu error

El siguiente paso es entender claramente por qué te equivocaste. "Hacer una autopsia", para encontrar cómo podrías haberlo hecho de otra manera.

Si no lo tienes claro, una alternativa es pedirle a otros que te expliquen su punto de vista. Preguntar directamente, ¿qué hice mal?, ¿en qué me equivoqué?

Si no puedes detectar qué hiciste mal, pregúntale a otros en qué te equivocaste y saca lecciones, dice Welch.

Y en vez de autoflagelarte, sacar una lección, preguntándote qué puedes aprender de lo ocurrido.

Hacer esto, dice Welch, es algo que "te sacará de tu zona de confort", pero al mismo tiempo "le demostrará a tu organización que tienes las agallas" y la integridad para que no se repita el mismo error.

"Este es un proceso doloroso, pero si es agonizante, significa que lo estás haciendo bien", explica Welch.

3. Renueva tu imagen con una victoria

Una de las mejores maneras de recuperarse de la caída es mostrarle a tus jefes y colegas que puedes ponerte de pie e impresionarlos con una victoria laboral.

Tienes que sacarte el cartel de "perdedor" que está pegado en tu espalda, porque nadie más lo hará por ti, apunta la consultora, y al mismo tiempo demostrar que estás dando pasos concretos para avanzar.

Una victoria para revertir el error puede ser un nuevo proyecto que puedas lograr en un plazo razonable.

¿Qué tipo de victoria? "Algo que seas capaz de alcanzar, como un proyecto o una tarea, aunque sea difícil".

La idea es que puedas usar ese proyecto para demostrar que aún eres un empleado valioso que puede volver a levantarse.

"Todos metemos la pata a veces", explica. "Pero un error no es el final del juego para ti, salvo que los dejes pasar".




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viernes, 17 de mayo de 2019

Reportaje a Rami Biatieh CEO de Carrefour

La presente es un reportaje realizado a Rami Baitieh, CEO de Carrefour en Argentina, realizado por el periodista Juan Pablo Marino, del periódico Ámbito Financiero. A modo de ejercicio, a partir de la lectura del artículo podemos encontrar algunos de los Roles del Directivo que Henry Mintzberg definiera en su libro “La Naturaleza del Trabajo Directivo”.

Transcribimos el artículo:

CEO saliente de Carrefour: "Los que compraban primeras marcas, ahora buscan las segundas y terceras"

"Estar en Argentina fue como hacer un MBA intensivo", se confiesa en el epílogo de su estadía en el país Rami Baitieh.
 Por Juan Pablo Marino

Terminó la universidad un sábado del año 1995, y al lunes siguiente ya estaba trabajando en una tienda de Carrefour en una ciudad al norte de París. Rami Baitieh iniciaría allí - quizás sin imaginarlo - una extensa y prolífica carrera en la cadena francesa de supermercados, que incluiría diferentes posiciones jerárquicas (desde compras, mercadería, logística, servicio de TI, hasta mercadotecnia), y disímiles países, como Polonia, Turquía, Rumania, Taiwán, y recientemente la Argentina, de la que por estos días se está despidiendo luego de estar al frente de la filial local durante el último año y medio.

“Estar en Argentina fue como hacer un MBA intensivo”, se confiesa en el epílogo de su estadía en el país, donde debió llevar adelante una reestructuración de la compañía, tras la salida del CEO Daniel Fernández (había estado 12 años en el cargo). Experto en finanzas y administración de empresas, Baitieh, de 47 años, llegó a Buenos Aires en enero de 2018 cuando la economía se encontraba en uno de los puntos más altos de la era Macri (crecía arriba del 4% interanual). Apenas tres meses más tarde, la actividad pegaba un giro de 180%, con la fuerte devaluación del peso, la consecuente inflación, y caída del salario real, lo que hizo acelerar los tiempos del pedido de un proceso preventivo de crisis (PPCE) de la empresa ante el Ministerio de Trabajo.

Finalmente llegó a acuerdos bilaterales con el Sindicato de Comercio, con quien Baitieh mantuvo siempre conversaciones en buenos términos, más allá de algunos momentos álgidos de discusiones. “Tuve buenas experiencias. Hablé con personas con buena actitud, que siempre me escucharon y me ayudaron”, reconoció. Así, logró implementar un plan de” transformación y cambio comercial” que permitió a fines del año pasado que “los ingresos operativos recurrentes alcanzaran el punto de equilibrio”, luego de atravesar tres años de pérdidas. En concreto, la empresa cerró 6 sucursales, convirtió en mayoristas otras 16, y acordó con el gremio de Comercio el retiro voluntario de unos 1.000 empleados.

Baitieh, que iniciará una nueva misión en la empresa a partir de julio en España, y que será reemplazado por otro francés, Stéphane Maquaire, reveló ante un grupo de periodistas cómo sobrellevó la cadena la crisis cambiaria, y qué estrategias puso en funcionamiento para que la sumar unos 6 millones de clientes en los primeros cuatro meses del año. Pero además se refirió a la situación actual del consumo, y sus previsiones para el futuro; los nuevos hábitos de los consumidores; las inversiones en innovación; y su relación con el sindicalismo.

Situación actual del consumo y estrategias llevadas adelante

El consumo está sufriendo, sobre todo desde septiembre. En este contexto, nos preguntamos con mi equipo todos los días qué podemos hacer para ayudar a la gente. Entre otras medidas, decidimos bajar el surtido de primeras marcas y premium, y pasamos a tener más productos de pymes, regionales, locales, más baratos, y con menos publicidad. Son marcas menos conocidas, pero muy buenas. En segundo lugar, negociamos con todos los proveedores mantener en el mayor tiempo posible los precios de compra a un nivel aceptable, sobre todo en productos de primera necesidad, como carne, o leche. Por otro lado, congelamos los precios en varios productos durante más de nueve meses, con el programa Precios Corajudos. A pesar de la inflación, somos conscientes de que tenemos una responsabilidad, no gasto mi tiempo en quejarme por la situación.

Disparada del dólar y reacción de Carrefour

Con la fuerte suba del dólar, sobre todo a fines de agosto, cuando pasó de $ 34,50 a casi $ 39 en un día, algunos en el mercado aumentaron inmediatamente los precios. Pero nosotros tomamos la decisión de mantenerlos hasta que no lo hicieran los proveedores. Nuestro stock había sido adquirido con un dólar en torno a los $ 30; y respetamos ese precio. “Aprovechen que Carrefour se olvidó de cambiar los precios”, circulaba en los WhatsApp de los clientes. Yo no me olvidé de nada, solo tomamos la decisión de mantener precios en momento crítico.

Cambios en los hábitos de consumo

En primer lugar, la gente que antes compraba más productos no alimentarios, ahora compra más productos alimentarios. Los que adquirían primeras marcas, ahora buscan las segundas y hasta terceras marcas. La pirámide del surtido ha bajado un poco en los últimos meses. De cara al futuro, y hablo como Rami, no como CEO, pienso que al argentino le gusta consumir, lo ha hecho en el pasado, y le hace feliz. El consumo va a volver a crecer en algún momento, no tengo dudas.

Innovación e cuota de inversión

La innovación es un pilar muy importante para cada empresa, ya que garantiza su continuidad en el futuro. Hoy invertimos mucho en las ventas online y en optimizar las tiendas, su sistema, las cajas, etc. Pero antes que hablar mucho del futuro, tenemos que hablar del presente también. Hoy la gente tiene que comer, después pasaremos a mañana y pasado mañana. Por eso, del total de la inversión actual, destinamos el 80% para garantizar los precios de hoy, con el fin de ayudar a transitar este momento difícil. El otro 20% lo volcamos a la innovación. Tenemos que pasar este momento, ayudar con un rol social a la gente, que recibe muy bien nuestra propuesta, y vuelve a Carrefour. En los primeros cuatro meses del año, ganamos más de 6 millones de clientes. Esto es la consecuencia, de una política buena con confianza, proximidad, cercanía y servicio al cliente.

Relación con sindicalismo

Tuve buenas experiencias. Hablé con personas con buena actitud, que me escucharon y me ayudaron. No puedo decir que fue con mate de por medio todo el tiempo, hubo momentos de discusiones. Pero veo el tema de manera muy positiva. Ellos vieron la sinceridad con la que yo me manejaba. Los primeros días dudaron, pero luego confiaron y las cosas se mejoraron. Si el sindicato tiene como objetivo buscar la justica social, yo tengo el mismo objetivo. Porque para atender al cliente necesito hacerlo con un equipo, que busque una justicia social. Esto quiere decir que si una persona trabaja y otra no, no pueden cobrar lo mismo. Todos deben trabajar, y mostrar productividad.

Ley de góndolas

No hago, ni describo las leyes, solo conozco la ley y la sigo. Si esta ley mañana está reglamentada, la tomo, la leo y la aplico en cada tienda. Yo respeto las leyes de los países.

Destino de los empleados de la sucursal que cerró en Avenida La Plata, Capital.

En esa sucursal, que cerramos tal cual lo estipulaba una ley, teníamos 171 empleados, a quienes les dimos dos opciones. En primer lugar, les propusimos quedarse en la empresa y reubicarse en otra sucursal lo más cercano posible de su domicilio. La otra alternativa fue terminar el vínculo con la empresa. Más de 120 personas firmaron un acuerdo para salir de la empresa, que pagará una indemnización de 175%, más el mes de mayo, y la cobertura laboral hasta fines de año. Las otras casi 50 recibirán antes de que termine el mes el nombre de la tienda adónde les proponemos la reubicación. Es un proceso que estamos abordando de forma muy humana, y concreta.





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